«Has tenido a mi hijo durante cinco años. Ahora yo también lo tendré».
El escalofrío que sintió Alaina Ashcroft al darle el «sí, quiero» a Rafaello Ranieri contrastaba con el fuego que corría por sus venas.
Cinco años antes se habían entregado a una aventura apasionada que la dejó embarazada, pero una infancia desgarradora la llevó a tomar la decisión de no decírselo hasta que volvieron a encontrarse por casualidad.
Nunca imaginó que Rafaello insistiría en reclamar a su hijo gracias a un frío matrimonio de conveniencia. Pero no había nada frío en la forma en que la miraba su nuevo marido, ni en el ardiente deseo que provocaban sus caricias.