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El hotel del placer

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¿Cuánto tardarían en colgar el cartel de «No molestar»?

Había un rumor en Manhattan que afirmaba que el hotel de Piper Devon estaba pensado para que los clientes vivieran las pasiones más desenfrenadas. Sus habitaciones eran románticas y en ellas había desde sábanas de seda a juguetes y vídeos eróticos. Lo cual no encajaba con el reputado imperio hotelero de los Devon.

Trace Winslow, abogado de la familia Devon, se alojaba en el hotel con el fin de vigilar todo lo que allí ocurriera. Su misión era controlar a la sexy Piper… pero no tardó en hacer uso de los servicios del hotel… junto a ella.