La ciencia ya no es sĂłlo un atributo ventajoso de nuestra especie, sino que se ha constituido en un elemento indispensable de la supervivencia. Si la ciencia desapareciera hoy, nosotros, los descendientes de aquellas criaturas que no habĂan necesitado de ciencia moderna, podrĂamos perecer, porque ahora sĂ nos es indispensable. En nuestros dĂas somos demasiado numerosos como para poder sobrevivir en las naciones modernas sin energĂa, abrigo, alimentos, medicina y tecnologĂa derivados de la ciencia. Si tocĂĄramos el planeta con una varita mĂĄgica que hiciera desaparecer la ciencia y todo lo producido por la ciencia y la tecnologĂa, en pocos dĂas morirĂa por lo menos un 80% de la humanidad. Hoy la distribuciĂłn desigual de la ciencia moderna entre los pueblos de la Tierra nos ha colocado al borde de la extinciĂłn. Este desastre puede ocurrir a causa de un aumento creciente del oscurantismo habitual que menoscaba esa ciencia de la cual ahora dependemos, o porque el competidor pone en juego estrategias que arruinan el modelo que manejamos nosotros y nos fuerza a desempeĂąarnos en situaciones en las que nuestra manera de interpretar resulta poco menos que inservible. Con el estilo claro que caracteriza sus ensayos Cereijido nos sugiere una serie de tareas que debemos emprender para mejorar y tratar de salir vivos de este trance.