Varios de los interrogantes que dieron pie a esta investigación están ligados al mes de septiembre. Tras la muerte del expresidente Julio César Turbay Ayala, el 13 de septiembre del 2005, recordaba con inquietud las historias que había escuchado desde niño acerca de amigos o conocidos de la familia que habían sido detenidos y torturados en las caballerizas de Usaquén, al norte de Bogotá, durante el período de aplicación del conocido Estatuto de Seguridad de Turbay. Recordaba que, durante mi niñez, del tema se hablaba en voz baja y con un halo de misterio que se ligaba a una suerte de complicidad con un secreto. Sin embargo, para el año 2005 sabía poco sobre ese período; en mi conocimiento de la historia colombiana del siglo xx Turbay no era más que una figura presidencial controversial, y en la cultura popular eran comunes los chistes acerca de él.
Tras su muerte decidí averiguar por qué en mi memoria sobre ese período se articulaban hechos y lugares de horror, por el silencio a gritos que rodeaba las experiencias de detención y tortura y por los motivos de las representaciones populares del extinto mandatario.