La relación del psicoanalista infantil con los padres ha constituido polémico objeto de reflexión por parte de los profesionales. A través del tiempo y según la teoría en que la práctica se fundamente, los padres han sido recibidos en la consulta de diferentes formas, acogidos y escuchados o apartados y desestimados en su palabra, siempre con la intención de facilitar el trabajo terapéutico con el niño.
Después de orientar nuestra mirada durante años, fundamentalmente alrededor del niño, ampliamos nuestro campo visual para darle un lugar primordial al acontecer de los padres de ese niño, a sus propias historias y prehistorias, prestando atención a la conflictiva intra e intersubjetiva del niño y de sus padres.
Si la especificidad del psicoanalista es la actitud receptiva y su instrumento la escucha, una escucha abierta, flexible, apoyada sólidamente en una teoría que la orienta, en el caso particular del psicoanálisis con niños, será la doble escucha.