Este libro desafía a construir y repensar el rol de la inundación desde lo urbano y lo social, a partir de la perspectiva del actor. Las consecuencias que generan las inundaciones en zonas urbanas producen daños costosos y efectos indirectos severos, debido a la concentración de la población, infraestructura y otro tipo de elementos que hacen vulnerable su entorno.
El autor se pregunta acerca del rol que han tenido las inundaciones en la ciudad de Miramar en el relato histórico de sus pobladores, a partir de la reconstrucción de lo sucedido desde los últimos años de la década de 1970 en la ciudad. Para ello, busca desandar sus experiencias, poniendo de relieve la situación de vulnerabilidad del lugar y cómo se potencia o no la capacidad de respuesta frente a inundaciones.
En el libro queda la certeza de que una inundación que afecta a una población no es un hecho fortuito, sino que surge debido a la seria de vulnerabilidades que se asocian a la amenaza cuyo impacto conlleva a una serie de consecuencias. En la ciudad de Miramar una de las consecuencias más importantes e impactantes ha sido la del proceso migratorio que se generó, el hecho de que se viera afectada la zona produjo impactos irreversibles en la estructura económica y social, a decir del autor. Los relatos dejan entrever los procesos de lucha, éxodo y adaptación a los que se vieron inmersos los habitantes de Miramar, quienes son los afectados de estas historias y fueron los que perdieron todo ante cada inundación.