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Cuadros color de tiempo : Ensayos sobre Marcel Proust

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Para leer a Proust en 2018 hay que seguir el mismo procedimiento que han seguido los lectores desde la publicaciĂłn del primer volumen de la novela en 1913: seleccionar un pasaje, una frase, una imagen, una metĂĄfora e ir armando, poco a poco, una Recherche personal. Marcel imaginĂł su obra como una catedral de palabras y terminĂł escribiendo siete volĂșmenes, miles de pĂĄginas y un nĂșmero incontable de imĂĄgenes y pasajes memorables. La lectura de este monumento literario es siempre un ejercicio individual: nadie lee a Proust de la misma manera y nadie retiene los mismos personajes, las mismas escenas en su memoria. Dime quĂ© recuerdas de À la Recherche y te dirĂ© quiĂ©n eres.

Rubén Gallo

El ensayo de Pimentel es, en verdad, un instrumento, una brĂșjula o un hilo de Ariadna, imprescindible para orientarse en el mundo fascinante de los caminos de Proust que son los caminos de la "mente", si hemos de recurrir a ese vocablo de nuestra lengua que no aparece en el texto de Proust pues no existe como tal en la lengua francesa. Muchos han sido los agrimensores que se han aventurado en este terreno por demĂĄs transitado y cartografiado al que, sin embargo, nunca se ter mina de explorar. Luz Aurora Pimentel los conoce y los cita cuando es oportuno, pero en momento alguno ahoga al lector con referencias bibliogrĂĄficas o con un saber que hoy puede encontrarse, si fuese lo que se busca, en los enmarañados senderos que se bifurcan en la web.

El ojo de Proust, como el de los grandes pintores, cumple con el objetivo de retratar a quien lo mira. ÂżQuiĂ©n eres tĂș que asĂ­ me lees? Su obra es una fotografĂ­a de quienes somos mirados por Ă©l mĂĄs que una radiografĂ­a de un autor mĂĄs o menos cartilaginoso y desafiante, uno que se resiste a cualquier encasillamiento universitario.

NĂ©stor Braunstein