Siempre nos hemos interesado por la arquitectura que hacemos los humanos, porque la tenemos presente en nuestro dĂa a dĂa, la consideramos necesaria para nuestra protecciĂłn y el desarrollo de nuestras actividades, y en muchos casos le atribuimos un gran valor tĂ©cnico y artĂstico. Creemos que el hombre es el Ășnico arquitecto en este mundo y no apreciamos construcciones fantĂĄsticas que nos rodean, elaboradas por las otras especies animales que comparten involuntariamente con nosotros nuestro planeta. Arquitecturas que con frecuencia pueden, de acuerdo con nuestros parĂĄmetros, mostrar una alta calidad estĂ©tica y constructiva.
Este texto es el resultado de la curiosidad del autor, como arquitecto humano, por la arquitectura y el urbanismo animales, y su relaciĂłn con la arquitectura y el urbanismo humanos. El escrito no parte de ninguna premisa ni propone una hipĂłtesis cientĂfica, para tratar de demostrarla. Solamente pretende despertar el interĂ©s de los lectores por el fabuloso mundo de las construcciones animales.