Ann Banfield analiza la obra de Virginia Woolf en relaciĂłn con la filosofĂa de Bertrand Russell y la teorĂa del arte de Roger Fry, el crĂtico que abriĂł las puertas al postimpresionismo y, con Ă©l, al modernismo en Londres. Pone de relieve las afinidades existentes y encuentra en la teorĂa del conocimiento de Russell y en la reflexiĂłn de Fry sobre CĂ©zanne y el postimpresionismo el marco en el que Woolf escribe. La mesa que estĂĄ ahĂ, tanto cuando la observamos como cuando no lo hacemos âpero, ÂżcĂłmo estĂĄ cuando no la percibimos?, ÂżestĂĄ?â, es motivo de Al faro y constante de las naturalezas muertas del pintor francĂ©s. V. Woolf crea una narrativa en la que las cosas, las situaciones, el mundo todo, tienen una presencia y una consistencia que no dependen del observador, pero que al observador afectan. Ese es uno de los problemas a los que se enfrentĂł Russell y, en el campo de la pintura, Fry: las impresiones que el pintor marca en la tela necesitan una estructura que las ordene, que las "soporte", al modo en que la necesita la narraciĂłn woolfiana.
El mĂ©todo seguido por Banfield se diferencia del habitual en los estudios filosĂłficos: las citas y referencias, minuciosas, de los tres autores, Woolf, Russell y Fry, del padre de Virginia, Leslie Stephen âque cobra una importancia superior a la habitual en los estudios al usoâ, configuran una trama en la que se perfila el juego de relaciones, una urdimbre "sostenida" por Bloomsbury y Cambridge. El estilo de Banfield persuade al lector y hace mĂĄs compleja una traducciĂłn que JosĂ© Luis ArĂĄntegui ha sabido resolver con brillantez.