Bautizada como La Española en el momento de su descubrimiento, hace veinte años República Dominicana era apodada "el secreto mejor guardado del Caribe".
El litoral dominicano se extienden a lo largo de más de 1500 km de costas idílicas, que, dependiendo de la región, tienen personalidades muy diferentes. Salvajes y secretas, escondidas en el fondo de profundas calas al abrigo de las corrientes marinas, piscinas naturales protegidas por arrecifes de coral, largas playas barridas por vientos regulares y fuertes, playas de arena blanca perlada y en polvo o de guijarros, flanqueadas por cocoteros o almendros, apoyadas en colinas verdes, íntimas e indolentes, o vibrantes y llenas de actividad, surcadas por deportistas de todo tipo; estas playas, que invitan al relax o a la navegación (windsurf o kitesurf ), se encuentran sin duda entre las más bellas del mundo.
Entre las perlas de las playas del país, la bahía de las Águilas, con su arena de color marfil adornada con conchas es un paraíso en la Tierra, al igual que las casi desiertas islas de Saona y Catalina.
Además, se pueden observar ballenas jorobadas en Samaná, flamencos rosados migratorios, manatíes en la costa norte, la naturaleza salvaje de Barahona...