"SaltĂ© de la infancia a la vida adulta sin intermedio", escribe Rafael Gumucio en este libro que puede ser leĂdo como la continuaciĂłn de Memorias prematuras y donde el escritor narra su iniciaciĂłn en la literatura, en el periodismo y en el amor.
Son los años 90, los de la transiciĂłn, años marcados por las componendas y los tabĂșes, pero tambiĂ©n por cierta efervescencia cultural de la que el propio Gumucio fue protagonista en el canal Rock & Pop, el taller de cuentos de Antonio SkĂĄrmeta y la editorial Planeta. Como instantĂĄneas de una polaroid cubiertas por una pĂĄtina de comicidad, por estas pĂĄginas circulan las imĂĄgenes de dramaturgos experimentales que terminaron haciendo teleseries, escritores entonces exitosos y hoy de segunda fila, idealistas de izquierda que derivaron en el robo de bancos, polĂticos que se sintieron mĂĄs cĂłmodos en el mundo privado y un dictador omnipresente que fue encerrado en una clĂnica, presa del miedo y motivo de burlas de toda Ăndole.
Egotista y dueño de una prosa caudalosa, rica en paradojas y relaciones insospechadas, aquĂ Gumucio saca lo mejor de sĂ para mostrar un paĂs mĂĄs temeroso que esperanzado, con muchas heridas todavĂa abiertas y conversaciones pendientes. La edad media es, entonces, un ejercicio literario que no renuncia a la indagaciĂłn histĂłrica y social, y menos aĂșn a la exploraciĂłn del yo de un sujeto cĂłmico y decidido a hacerse notar a como dĂ© lugar.
"Soy un genio pero sĂ© que fracasĂ©, porque tengo que escribirlo", arremete contra sĂ mismo. "Ustedes deberĂan decirme si yo fuera un genio de verdad, deberĂa ser nuestro secreto, pero yo no tengo secretos, les hago pensar que tengo algĂșn tipo de pudor todavĂa, pero no es verdad".