Catalina desenreda con cuidado los hilos de la memoria y se asoma a las experiencias que permanecen en ella. Al recorrer los espacios de su niñez, evoca sus primeros miedos y dudas, al tiempo que descubre el consuelo de la imaginación y la escritura. Este libro está hecho de retazos, de las marcas que con sutileza, y a veces con dolor, dejan los hallazgos de la infancia.