Si los de arriba no cuestionan ni imaginan nada, ¿a qué podemos aspirar?
El polĂtico ambivalente afĂn a progresistas y conservadores; el profesor de universidad que ya no investiga, sino que rellena formularios burocrĂĄticos; el reportero que encubre los escĂĄndalos fiscales y hace ruido en la prensa amarillista o el artista revolucionario, pero subvencionado...
El rigor y la exigencia han dejado paso al esquema carente de referentes que inspira esta crĂtica mordaz. Da igual si es el ĂĄmbito polĂtico, acadĂ©mico, jurĂdico, cultural o mediĂĄtico: se mire por donde se mire, se constata el triunfo de lo mediocre.
El autor analiza con un estilo ingenioso cómo las aspiraciones mediocres que invaden la sociedad no dan como resultado sino ciudadanos también mediocres.