Amigo lector: ¿con qué colores se pinta un cielo tormentoso? ¿Qué colores utilizar para plasmar en la tela un eucalipto? La montaña, el camino, la tierra, la nieve... todo tiene color... y yo pretendo con estas páginas ayudarte a encontrarlo y utilizarlo. Como artista quiero tener una visión realista en mis obras. Como artista pretendo colaborar con la naturaleza buscando su color... Apasionante camino a recorrer... te invito a que lo hagamos juntos. Personalmente no creo de la nada, eso es privilegio de Dios. Mi presencia en la obra debe estar íntimamente vinculada con la participación, cuando mi mirada coincida, con un plano, de mayor intensidad, con la visión creadora del que hizo la obra. Lo contrario es ausencia. Si el objeto, el paisaje, no me importa, no me dice nada, es como si el objeto y yo mutuamente estamos ausentes y todo carece de sentido. Mi argumento será perfecto, en cuanto mi inspiración es algo dado, que me llega, que me ocurre y es gratuito, de allí la frescura que me llega. El encuentro de lo dado, no producido artificialmente, sino algo natural. Así será posible mi presencia de artista con visión integradora del orden natural del cosmos, llenando el lugar que me corresponde, ejerciendo bien mi función, cumplo con el bien común. Como artista debo primero ver, me gusta la luz y voy hacia la luz y luego actuar. En esa primacía contemplativa, no hay lugar para la desilusión de ver algo que no valga la pena. Lo que debo hacer en mi obra, debe ser una visión clara, subordinada al respeto que debo tener a una realidad que escapará a mi intelecto, si no me adhiero a raíces infinitas, que es imposible sin espíritu, y que hace que esta cosa sea bella. Que experimentemos su profunda lógica, su profundo sentido bueno. Como artista acompaño con mi acatamiento a un realismo que pronuncia una respuesta positiva, que respeta la verdad de las cosas. Así pisaré tierra firme en el gozo de participar de una maravillosa creación divina que me trasciende y está más allá y arriba.