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La Cartagena que amé

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Desde niño, Álvaro Delgado Vélez acompañaba a su padre, Manuel Delgado Hernández, a seguir de cerca los aconteceres de la sociedad cartagenera con una "máquina de retratar" en su manos.

Pero, fiel a la tradición de la familia, Manolo había aprendido a su vez el oficio de su padre, Luis Esteban Delgado, y este a su vez de su padre, Luis A. Delgado Frette. De modo que la vocación de fotógrafos de tatarabuelo, bisabuelo, abuelo, padre e hijo no podía menos que inculcar en Álvaro Delgado De los Ríos, nieto de la estirpe, una profesión que evidentemente se ha transmitido de generación en generación y que ha traído ocupada a una familia entera que hoy, en virtud de una actividad ejercida sin pausa, con esmero y dedicación, ha sido fiel testigo no solamente de la vida social de Cartagena de Indias sino de su ostensible belleza, su apasionante historia y desde luego del desarrollo y avatares de una vida que todos los Delgado han visto transcurrir y que han dejado impresa en sus fotografías para la posteridad.