El mundo parecía haberse vuelto loco. La avaricia, el poder, la corrupción y la indiferencia contaminaban la sociedad en todos los continentes. Judith vivió una época convulsa que le llevó a luchar por un sueño. Clara, su hija, tras comprender los acontecimientos del pasado de Europa y el resto de países, decidirá cuál es el verdadero sentido de su vida.
El comportamiento individualizado de las personas, nuestros actos, nos llevarán de modo global a todos hacia un mismo destino. El que nosotros escojamos. El egoísmo y odio hacia la destrucción. El respeto y la empatía con lo que nos rodea, hacia una convivencia en armonía con el universo. Nuestro entorno.
He aquí el hilo, el punto de partida de dos historias que quieren mostrarse cercanas al lector. Esta podría ser la ficción de un futuro, no muy lejano, que se une a otra historia ubicada en el pasado, llena de recuerdos de una época, una ciudad, una sociedad, y un bastidor de un artista, ambas historias avanzan simultáneamente.
Tal vez, al llegar al final, algo me sugiera o me dé una pista, entonces sentiré que es el momento de firmarla, no tocarla más y empezar otra nueva. Pero mientras no suceda así, mi mente busca entre los recuerdos. Trata de tejer un orden, encontrar un color, una armonía y un equilibrio para que todo se sostenga y de ese modo, uniéndolos unos a otros, completar la obra.