Con sólo unos meses de vida, Flipú es adoptado por una familia de la ciudad, a la que va conociendo poco a poco. El cachorrillo, inteligente y gracioso, es la alegría de toda la casa, salvo la del gato Mimir, que se muestra celoso al ver cómo este intruso le arrebata el liderazgo. A pesar de los altercados entre ellos, Flipú va creciendo entre equívocos y sorpresas, describiendo con humor sus pensamientos y las reacciones de los que lo rodean...