La obra de Rafael Iglesia (1952-2015) ha sido extensamente difundida. No obstante, de la copiosa labor crítica dedicada a su producción se recorta un campo escasamente explorado: su programa creativo. Para abordarlo, Claudio Solari hace uso de la definición que Paul Valéry hiciera de poética como acción que hace y que atiende a los dos movimientos que concurren en igual medida en los trabajos de Iglesia: el de la contradicción y el error, y el del orden y la concentración. El trabajo devela una construcción poética en Iglesia que, según la hipótesis del autor, se funda en concordancias entre sus trayectos de lecturas y sus exploraciones estructurales —"juegos con maderitas"— y se reafirma en la escritura de las memorias de sus obras como momento de reflexión ex post. Las fuentes son las obras construidas por Iglesia, sus escritos publicados, una serie de entrevistas a sus colaboradores y colegas, un desordenado archivo informático rescatado de su computadora y parte de su biblioteca. Respecto de esta última, Solari presta especial atención a las anotaciones al margen y los subrayados realizados por el arquitecto que, como huellas de sus lecturas, permiten recuperar relaciones más certeras con sus proyectos y escritos. Estas intervenciones en los libros son entonces claves para nutrir el interés en el proceso creativo mismo como dimensión insoslayable para entender la obra de Iglesia.