En estas últimas generaciones se ha identificado que los niños y adolescentes ya no vienen de hogares en donde prevalece la comunicación padres-hijos; cuyo fenómeno puede ser por diversos motivos: ambos padres trabajan para lograr un ingreso basto para la manutención de sus hijos, uso incorrecto y excesivo de los medios electrónicos de comunicación, en algunos casos hijos de familias uniparentales, en donde el padre cumple con un solo rol, abastecer de los recursos básicos, etc. En cualquiera de estos motivos, el hijo muestra represión y fuerte dificultad para externar sus emociones y sentimientos. Esta situación indudablemente ha repercutido en el ámbito familiar, donde el estrés, la citada tecnología, las obligaciones de los padres y muchos factores más contribuyen a mermar la calidad de atención y el flujo de comunicación, acentuando problemas conductuales y de personalidad en los niños.
El psicólogo E. David Ruiz pretende mostrar, mediante una serie de divertidas analogías y metáforas alusivas a los helados, cómo es que se conforma la personalidad en un niño y por qué ésta no resulta como los padres esperaban; sin considerar que no son sino los mismos padres quienes al final dieron forma a tal personalidad.
También pondrá en perspectiva cuáles son los tres estadios en que un niño desarrolla su infancia al verse involucrado en un ambiente que no es su hogar o también al desarrollar su capacidad de socialización fuera del yugo familiar. Estos factores influyen en el constructo de su personalidad, conformando así la denominada Triada de Personalidad que arrojará la forma de ser del sujeto una vez que llegue a la adolescencia.
Estoy segura que este libro cambiará su perspectiva sobre la forma en que conduce su intercambio para con sus hijos, brindándole alternativas que podrán significar un cambio positivo en su relación familiar y en la personalidad de sus hijos.