Nadie me lo podĂa haber dicho, y si lo hubiesen hecho no le habrĂa creĂdo, que yo fuese escritor, con lo que me costaba a mĂ leer de pequeño.
A pesar de ello las circunstancias me habĂan obligado a esta profesiĂłn, ya que con tanto tiempo como ahora tenĂa, encerrado de por vida, no tenĂa mucho mĂĄs que hacer.
Es cierto que algunos presos se dedicaban a realizar ejercicios en el patio, e incluso a estudiar en la biblioteca, los menos realizan cursos de capacitaciĂłn, pero todos ellos tienen algo que yo no tengo, un ideal por el que luchar y seguir adelante.
Con una condena de unos pocos meses o incluso años, es fåcil pensar que la preparación le servirå para algo, y que serå mås fåcil buscarse la vida fuera de esta prisión, pero en mi caso, con la certeza de que nunca volveré a pisar la calle, ¿qué sentido tiene prepararse?