Con los cortos ensayos que presento en este libro sobre la religión, no pretendo llevar a cabo una discusión teológica sobre los diferentes aspectos que conforman la religión debido a que no parto de la premisa de que Dios es un ser supremo realmente existente que ha creado a los hombres y al mundo, sino de la premisa contraria: de que la religión, sus postulados básicos, sus imágenes sobre Dios, sus relatos, sus cultos y rituales prácticos e igualmente sus preceptos morales son fenómenos forjados por la actividad sensible y espiritual de los seres humanos; es decir, son fenómenos, así como lo son los demás fenómenos socioculturales e históricos que los hombres han engendrado.
A partir de dicha perspectiva trato de responder, de manera ciertamente incompleta, insuciente y limitada, a tres preguntas principales: la primera, por el ser de la religión o, más precisamente, por el sentido de su ser como fenómeno de la vida humana, o sea, por el sentido interno que guardan los postulados, las imágenes, los relatos, los cultos y los preceptos morales que la constituyen; la segunda, por los motivos que han llevado a los hombres a forjarlos; y la tercera de ellas, por la pretendida verdad de esos postulados y relatos que la integran.
Al intentar responder a estas preguntas espero contribuir en algo a enriquecer y ampliar la comprensión que necesitamos sobre este fenómeno que ha sido tan importante y signicativo en la vida de muchos seres humanos y que continúa siéndolo hoy día.