Las leyendas de vampiros han fascinado al ser humano en multitud de pueblos y culturas diferentes a lo largo de toda su historia, desde el confín de los tiempos hasta nuestros días. Lo que para muchos es el fruto de una imaginación excesiva y que raya en lo genial de mentes que no contaban con los conocimientos científicos suficientes, el fruto de una supersticiosa ignorancia, para otros ha supuesto la oportunidad de atribuirle una posibilidad de considerar el vampirismo, sin mucho fundamento, un fenómeno real. Los sucesos relacionados con la existencia de vampiros se multiplicaron exponencialmente, sobre todo en Europa en el siglo XVIII; se daban datos exactos sobre sus apariciones y de testigos fiables que habían presenciado aquellos inusuales fenómenos.
Entre las historias cortas más conocidas de vampiros, aquí hemos seleccionado las que nos parecían más interesantes desde un punto de vista literario: El vampiro de John Polidori, Morella y Berenice de Edgar Allan Poe, El huésped de Drácula de Bram Stoker, considerado por muchos el principio de Drácula eliminado de su primera edición porque el editor consideró excesiva su extensión, La muerta enamorada de Gautier, El almohadón de plumas de Horacio Quiroga y Marsias en Flandes de Vernon Lee.
Según el doctor Van Helsing, un destacado médico que combate el lado oscuro y destacado personaje de Drácula, «Los vampiros son conocidos en todos los lugares en que ha existido el hombre».