Todos los pueblos, por pequeños que sean, tienen un bar, un sitio de reencuentro, un espacio para compartir. Yakela se dirige allĂ cada dĂa para expresar sus sentimientos y compartir sus dudas en voz alta. No sabe si nadie la o lo escucha, pero solo es allĂ donde se siente libre y puede expresarse tal y como es. Mediante estas cortas historias podremos empezar a conocer tal y como es ella/Ă©l, pues estos son los «entrantes» a sus historias.
Es momento de averiguar quiĂ©n es, o bien intentar saber si esas historias son suyas o de los que estĂĄn sentados allĂ a su alrededor; en aquella barra del bar, que nunca sabremos si estĂĄ vacĂa o si nunca existiĂł.
Tal vez estas pequeñas historias fueron contadas por ti mismo.
Cualquier semejanza con tu vida no es una coincidencia, pues tanto tĂș, lector/a, como Yakela, formĂĄis parte de una misma vida que estĂĄis viviendo, con o sin barra de bar, real o inventada.
Nos vemos en el bar.