Miradas en la Oscuridad

En la historia cultural de MĂ©xico, desde que el cine germina en el paĂ­s a partir de su llegada en agosto de 1896, se iniciĂł un diĂĄlogo, una interacciĂłn, entre la prensa, la literatura y el nuevo medio de comunicaciĂłn. Esto fue asĂ­ debido a que el cine llamĂł de inmediato la atenciĂłn de la intelectualidad de la Ă©poca, entre ella escritores como JosĂ© Juan Tablada, Amado Nervo y autores similares, que se manifestaron maravillados por el Ășltimo portento de la ciencia que, en la transiciĂłn del siglo XIX y XX, inauguraba la conformaciĂłn de una nueva cultura comunicacional en MĂ©xico: la cultura cinematogrĂĄfica. Es decir, los literatos que escribĂ­an en la prensa, novelistas, poetas y tambiĂ©n los que hacĂ­an meramente periodismo, concedieron atenciĂłn al cinematĂłgrafo, que muy pronto, en el mundo y en MĂ©xico, encontrarĂ­a en la literatura una de las fuentes mĂĄs promisorias para nutrir las historias que cuenta a travĂ©s de las pantallas. Ésta es la razĂłn por la cual el tĂ­tulo de este libro se refiere a un doble proceso. Por una parte, la tinta es la que hace posible, hasta la fecha, el registro en un soporte, el papel, de las noticias y de las historias de los individuos, de las sociedades, de la humanidad, del mundo. Por otra, el nitrato estĂĄ presente en la emulsiĂłn gelatinosa de la pelĂ­cula, que permitiĂł desde aquella Ă©poca el registro de las imĂĄgenes con las que el cine fascinĂł a sus espectadores. AsĂ­, tinta y papel, nitrato y celuloide, fueron los dos componentes fundamentales para "escribir" historias, reales o ficticias, en dos medios distintos, como los textos de la prensa y la literatura, y los textos audiovisuales del nuevo medio de comunicaciĂłn colectiva, el cine.