Inventarse un amigo toca con su vara mágica los misterios de siempre, las encrucijadas en las que vive el niño, en cualquier época, en cualquier país. Su semilla se abre a la comprensión de cualquier lector, sin olvidar su principal destinatario. Con este libro, en mi opinión, Enrique Pérez Díaz alcanza su mayoría de edad como narrador.