Una novela surrealista y profundamente conmovedora.
«Creo que la Ă©poca mĂĄs fecunda de mi creaciĂłn fue la infancia.(. . .) Aunque en la casa habĂa siempre mucha gente, para llenar aquella soledad tan profunda que sentĂa en medio del ruido, poblĂ© todo aquel campo de personajes y apariciones casi mĂticos y sobrenaturales.» Estas palabras de Reinaldo Arenas, escritas en otro lugar, nos dicen que Celestino, el niño de esta historia, no es otro que su alma gemela. Para Celestino, su casa tambiĂ©n es un endiablado enjambre; tampoco su madre y sus abuelos entienden por quĂ© no cesa de escribir por todas partes, hasta en las hojas de los ĂĄrboles; a Ă©l tambiĂ©n le gritan y amenazan mientras se hostigan entre sĂ. No en vano, cuando el narrador se asoma al pozo de la casa, ve reflejado a Celestino; tampoco es de extrañar que Ă©ste, como el narrador, pueble su mundo de fantasmagĂłricos espĂritus, seres y hechos extraordinarios, que habitan tambiĂ©n sus escritos, refugio de su insufrible pobre realidad.