Cómo callar el eco de las heridas de tu infancia en la vida adulta
El trauma es como un eco, es revivir constantemente en la vida adulta una herida que no escuchamos cuando éramos niños. ¿Te cuesta trabajo establecer vínculos profundos con quienes te rodean? ¿No puedes ser sincero sobre las emociones que afrontas día con día? ¿Te sientes agotado porque la ansiedad no te deja dormir?
Léelo las veces que sean necesarias. No estás solo y, de hecho, deberías dejar de culparte.
Esto no es tu culpa te ayudará a identificar las cuatro etapas que moldearon tu trauma: el evento, el contexto, el cambio homeostático y los resultados en tu presente. Con ello, aprenderás a reiniciar tu sistema nervioso para conectar tu cerebro con tus emociones, procesarlas de manera correcta y resignificar tu herida.
Lo que aprendimos en la infancia es un factor clave que determina cómo respondemos a los golpes de la vida adulta. Está en ti silenciar los ecos del pasado para escucharte ahora y emprender un camino en el que no sufras por algo que no fue tu culpa.