La filosofĂa cambiĂł de rumbo con la obra de Michel Foucault. El pensamiento ya no debe alzarse en una pirueta hacia las ideas ni buscar en el interior de las cosas una forma. Tampoco tiene que recorrer la compleja dialĂŠctica de lo concreto a lo abstracto ni seguir el camino de las relaciones sociales. Para Foucault todo resultaba mĂĄs sencillo: la filosofĂa tiene que mancharse las manos, escavar hacia el subsuelo, tiene que ser una arqueologĂa capaz de historizar y diagnosticar el presente en que vivimos. Para alcanzar su objetivo, esta arqueologĂa huirĂĄ de universales, claves de inteligibilidad o nociones previas y analizarĂĄ prĂĄcticas y discursos que constituyen el fundamento de los regĂmenes de poder que nos oprimen.
Este proyecto, con la Historia de la sexualidad, se centra en las condiciones bajo las que se formaron los saberes, los sistemas de poder y los sujetos de la sexualidad. En Las confesiones de la carne, cuarto tomo âescrito pĂłstumo e inĂŠdito en EspaĂąa hasta hoyâ, Foucault dedica su atenciĂłn a la doctrina de los padres fundadores de la Iglesia y su remplazo del placer afrodisĂaco por el concepto de la carne.
Esta historia nos descubriĂł que la sexualidad ajena a lo normal no debe ser una justificaciĂłn de la marginaciĂłn social o la exclusiĂłn polĂtica, sino que puede y debe ser una de las principales barricadas desde la que iniciar una rebeliĂłn genuinamente emancipadora.