El oficial de policía Tyler Jackson estaba indignado. En su opinión, el hecho de que algunas mujeres se empeñaran en ser tan fuertes como los hombres no hacía más que complicar su trabajo. Por si necesitaba que se lo confirmaran, las clases de defensa personal que se vio obligado a impartir a Megan Summers se saldaron con un brazo en cabestrillo... y ahora, se sentía obligado a ejercer de enfermero. Por supuesto, él solo estaba acatando las órdenes de sus superiores. Sus atenciones hacia Megan no tenían nada que ver con aquella preciosa sonrisa ni con sus maravillosos ojos...