«Hay en Mary Barton, sĂ, muchas muertes y desgracias; pero, tras esa desolaciĂłn, subyace la esperanza de una vida mejor, fundada en el poderoso aliento de los lazos familiares y en la sencilla mĂĄxima que proclama uno de los personajes: «Los fuertes tienen el deber de ayudar a los dĂ©biles».» Alberto de Frutos
Por sus obligaciones como mujer de un pastor unitario, Elizabeth Gaskell hubo de conocer de primera mano las condiciones de vida de los obreros de Manchester y las consecuencias de la revoluciĂłn Industrial. «Dar voz al sufrimiento que de vez en cuando se abate sobre esas persona mudas» e intentar conciliar sus intereses con los de los altivos patronos fue el propĂłsito de su primera novela, Mary Barton (1848). «Quiero trabajo, es mi derecho», clama uno de sus protagonistas: en este ambiente de tensiĂłn social, agravado por la pobreza y el desempleo, se inscribe la peripecia de una muchacha que coquetea con el apuesto hijo del patrono y desprecia al pretendiente âun antiguo compañero de juegos de la infancia, honrado e inteligenteâ que darĂa su vida por ella.
Un crimen inesperado somete a la heroĂna a un dilema crucial y la obliga a reconocer, quizĂĄ cuando ya sea demasiado tarde, sus verdaderos sentimientos. Una trama llena de situaciones lĂmite, una escritura cultivada y puntillosa y unos personajes descritos con simpatĂa y vigor realzan el valor de esta novela. Con ella, Elizabeth Gaskell hizo su brillante y polĂ©mico debut en la escena literaria inglesa y enseguida fue reclutada por Dickens para que escribiera en su revista Household Words.