La actualidad del tema del poder se revela en estas lĂșcidas indagaciones basadas en la lectura de cuatro obras de Shakespeare: Ricardo III, Macbeth, Otelo y La tempestad, las cuales nos muestran que su complejidad se extiende desde las singularidades de sus agentes, sus sicologĂas, sus historias y por supuesto la naturaleza de las sociedades donde el poder se configura como tal, hasta las perversiones mĂĄs extremas que proyectan y explican sus formas mĂĄs agudas. Un Ricardo III, por ejemplo, se nos presenta aquĂ como un espejo de fenĂłmenos presentes de apego al poder, y de la mĂĄxima eficacia en la lucha por poseerlo, derivadas del sentimiento de sus agentes de ser excepcionales y por ende de estar eximidos de la culpa por las atrocidades ligadas a su ejercicio. Hasta el extremo de que se llega a no aprobar la vida, en tanto transgrede el sentido del amor convertido en la sospecha de un posible atentado, y el poderoso se convierte en un ser ante todo temido, que en el fondo resulta odiĂĄndose a sĂ mismo. O, en el caso de Macbeth, donde el poder es el extravĂo vital de quien fracasa al triunfar: en el logro de sus cometidos de fuerza y sumisiĂłn de quienes lo rodean, solo encuentra su derrota personal mĂĄs profunda. O, como Otelo, el poder de los celos carcome la vida entera, cuando el amor narcisista se impone y obnubila hasta convocar a la propia destrucciĂłn. Por Ășltimo, leyendo La tempestad, estas hondas reflexiones se refieren a los caminos paradĂłjicos que se impone la vida cuando afronta extravĂos como los anteriores, y solo a travĂ©s del arte, y del retorno provisional a una aparente locura, se restablece una valorizaciĂłn de la vida por encima de todo.
AquĂ nos ofrece pues, Zuleta, como lector, un camino de revelaciĂłn sobre nuestros propios laberintos nacionales, en tanto leyĂł y pensĂł siempre desde nuestros propios problemas como sociedad, interpelando en este caso a un autor universal como William Shakespeare.