Entre ambos seguía habiendo secretos por resolver...
Hizo falta un devastador terremoto para que el multimillonario Cesare di Goia se diera cuenta de lo que realmente importaba en la vida. Un abismo infranqueable lo separaba de su mujer, pero no estaba dispuesto a renunciar a su hija.
Al volver al lago de Como con su hija, Ava di Goia se sentía como una intrusa en el fastuoso palazzo que una vez fue su hogar. Pero un fuerte vínculo de pasión y deseo seguía uniéndola a su marido.