Los ochenta constituyen una década muy particular de nuestro presente histórico contemporáneo. Durante ese intervalo de tiempo se iniciaron procesos cuyas repercusiones se extienden hasta el día de hoy. De ahí que no sea extraño que muchos de los análisis de la contemporaneidad más inmediata se vean inducidos a dirigir su mirada hacia esos años cruciales para comprender los fenómenos en sus orígenes. Cuestiones tales como el capitalismo global y sus crisis episódicas, la islamización de las sociedades del Medio Oriente, el ascenso de China, el nuevo mapa geopolítico y geoeconómico mundial, para sólo citar unos cuantos, no pueden comprenderse a cabalidad sin referencias a esa década trascendental. Por ello, este libro, aun cuando discurra sobre los ochenta, ofrece importantes claves de interpretación del mundo que estamos viviendo. Aquella fue una década paradójica porque representó el último intento de diseñar e implementar un proyecto universalizador en torno a un capitalismo de naturaleza transnacional. El discurso y la práctica del neoliberalismo trascendieron los marcos nacionales en los que originalmente habían sido enunciados para devenir en los principales referentes de reorganización económica, social y política en casi todos los países del mundo, incluso en aquellos que siguieron librando batallas ideológicas con él. La implosión del sistema socialista en Europa significó la desaparición de las últimas fronteras sólidas que constreñían la fuerza expansiva del capitalismo e impedían que el mundo se organizara o pensara como una "unidad operativa". Pero la década representó también el reforzamiento de tendencias, situaciones y prácticas diferenciadoras, que apuntaban en la dirección de un mundo poblado de diversidad. En síntesis, la de los ochenta fue una década bisagra de convivencia del universalismo con la globalidad.