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Encrucijada racional y vital

Livre numérique


Uno no se jubila todos los días. Después de más de 39 años de cotización, José –es decir, yo mismo- se prejubiló. ¿Qué hacer a partir de ahí?

Cabe explorar diversas posibilidades:

1. ¿Atracar Bancos?

2. ¿Cambiar de género?

Pensó José qué existían otras opciones intermedias que quizás producirían más "utilidad", sin duda menos emoción… pero serían menos drásticas.

1. ¿Perderse en los mares del Sur con la tarjeta de crédito?

2. Especializarse en octoniones y sus vínculos con la inteligencia artificial, si los hubiere.

Abandonados los primeros momentos de excitación al comprobar la realidad del nuevo estado, he de señalar que mi vida pasada me llevó a rebajar las expectativas; me dije…¿y si…?

1. Me dedico a ver noticiarios y leer todo lo que se publica en las redes sociales (prestando especial atención a los haters)

2. Prepararme para inspector de obras voluntario y espontáneo, en horario reducido, compatible con la petanca?

Estaba en una encrucijada. Al final, he salido de ella: he caminado 7.000 kilómetros, escrito algunas cosas, visto otras muchas y puedo decirme que, dejando algo (por ej., este texto), se lo que voy a intentar hacer. Eso si: lo digo sin tener una seguridad del 100%.

Este texto, que es de lo que trata esta sinopsis, es un viaje personal y, en esta época de Certezas y carrera hacia la Suprema Bondad Social, quizás no es lo políticamente correcto que debiera; es un dialogo conmigo mismo y con los lectores, si los hubiera y me dijeran algo.