El libro muestra que entre los indígenas embera, habitantes de las cabeceras del río Baudó, en las selvas superhúmedas de la región del Pacífico, la vida social está marcada por diferentes prácticas de reciprocidad e intercambios, tanto a nivel del hogar, como del vecindario o de áreas amplias en el territorio. Estas involucran desde la circulación de alimentos, la cooperación en trabajos colectivos, hasta el ofrecimiento y asistencia a fiestas y rituales. La dinámica social se vive dentro de este tejido de intercambios, en los que se incluyen los de tipo monetario comercial con indígenas y no indígenas, los cuales implican aspectos, tanto materiales o "económicos" como místicos o "espirituales". Dentro de esta red de intercambios hacen parte fundamental los procedimientos chamánicos, en los que las relaciones del jaibaná y de la gente corriente con los jai, o espíritus, se entienden como una actividad social festiva. En ella quienes encargan o solicitan la acción de los jai para curar, evitar fuerzas malignas o favorecer la abundancia de la caza o la pesca, les ofrecen bebida o una celebración, de tal forma que de manera análoga y simultánea a las fiestas de la gente, disfruten de la bebida, la comida, el canto y el baile. El universo embera aparece entonces como una red compleja de relaciones, intercambios y reciprocidades, entre grupos sociales, personas, animales, plantas y objetos por mediación del jaibaná. Las relaciones de reciprocidad y de intercambio implican no solamente la dimensión más social de una normatividad moral consuetudinaria, sino la circulación y restitución de la fuerza mística de carácter humano, inherente a los bienes producidos, cedidos o intercambiados.