Bien vista, es decir, despojada de tremendismos, la vida es la suma azarosa de situaciones donde al fin y al cabo el humor (absolutamente involuntario) ha jugado un papel crucial. Digan si no es asĂ, por ejemplo, cuando nos cae de la nada la oportunidad magnĂfica que nos permite dejar de lado la triste obligaciĂłn de trabajar para malvivir y nos perfilamos a desarrollar nuestras mĂĄs caras pasiones y de paso ayudar a los demĂĄs, aunque nada nos salga bien y al lado escuchemos risitas burlonas. AsĂ sucediĂł al protagonista de esta novela, un letrado de carrera trunca que logrĂł colocarse como impresor en un taller de barrio y que, por sus lecturas y carĂĄcter indĂłmito, de pronto se ve envuelto en oscuras tramas propias de investigadores privados o agentes al estilo de Sherlock Holmes o James Bond, en el barrio tapatĂo de Santa Tere y en otras zonas de Guadalajara.
AsĂ como su vida dio un vuelco para vivir situaciones intensas pero buscadas, al incipiente detective lo veremos unas veces aporreado, hambriento y desconcertado, otras feliz atisbando a Irasema, la muchacha a quien ama secretamente, o devorando con actitud canina los manjares que las calles le ofrecen, siempre bajo los requintos de guitarras y las voces melĂłdicas de la mĂşsica de bolero, que sin duda atempera su cĂłmica existencia.