Brodie Spencer había amado a Kendra desde la adolescencia. Ahora ella era viuda con una joven hija y Brodie anhelaba formar con ella un hogar feliz. Pero Kendra no podía dejar que ese atractivo y generoso hombre se acercara tanto a ella.
¿Qué sucedería si él se enteraba de que Kendra nunca había tenido el esposo que ella pretendía? Ella escondía un secreto: un accidente le había robado la memoria y su pasado, y Kendra ni siquiera recordaba quién era el padre de su pequeña hija Megan.
Como Brodie estaba a punto de descubrir, Kendra no tenía ningún recuerdo tampoco de la pasión que ellos habían compartido hace años, nueve meses antes de que Megan naciera.