En el caso de enfermedades terminales,¿pueden los profesionales de la salud, incluso en contra de la voluntad de los pacientes, desistir del empleo o de la continuación de terapias de soporte vital? En esta contribución, Michael Pavlik ofrece una aproximación desde el punto de vista de la dogmática jurídicopenal y la filosofía del derecho a una cuestión extremadamente compleja que hasta hace poco tiempo se encontraba a la sombra de otros grandes debates bioáticos como el de la eutanasia. Tras rechazar los argumentos patemalistas, Pawlik se decanta por una propuesta de fundamentación basada en el principio de solidaridad que debe regir en el sistema sanitario. Ya que toda comunidad solidaria funciona bajo la condición de la escasez, es inevitable establecer prioridades. De acuerdo con Pawtik, las obligaciones de la comunidad solidaria y del médico tratante respecto de los pacientes actuales deben ponderarse con las obligaciones hacia otros pacientes. Así pues, la preferencia en la satisfacción de los propios deseos de tratamiento solo puede ser exigida por quien es capaz de justificar esa preferencia ante las demás personas. Por el contrario, tales peticiones no pueden esperar ser atendidas si están por debajo del umbral de comprensibilidad desde el comienzo o si se consideran en principio justificadas, pero supeditadas a otras necesidades más urgentes.