El procomún se ha abierto paso como una de las corrientes de pensamiento y prácticas que buscan alternativas a los patrones utilizados por el sistema capitalista. En su lugar, los bienes comunes ofrecen modelos económicos y sociales diferentes que, al mismo tiempo, constituyen un espacio experimental de producción de conocimiento.
Un mundo común se entiende, por defecto, en construcción y abierto a la colaboración. Siguiendo esta misma línea, Antonio Lafuente va más allá de la teoría política de lo común y aborda las iniciativas colaborativas o «laboratorios ciudadanos» que se activan para hacer frente a una demanda colectiva. Componer, experimentar, comunalizar y cuidar: como el propio autor argumenta, la cultura de la experimentación se articula en torno a estos ejes principales para crear nuevos itinerarios comunes. Este ensayo reúne praxis y enfoques que pueden resultar útiles a organizaciones e instituciones, pero también a individuos, para visualizar respuestas a la crisis permanente que vivimos.