Publicado por primera vez en 1977, este libro constituye uno de los trabajos más relevantes sobre la obra del ya clásico escritor uruguayo y sin duda una muestra contundente del talento crítico de Josefina Ludmer.
Pero al mismo tiempo, refleja uno de los modos de leer de los años setenta, "la teoría del texto en su variante produccionista (...) una crítica militante que no necesita separar política y literatura porque el texto las funde"; "en el texto está el significante de la lingüística, el deseo y el goce del psicoanálisis, y la producción y la revolución del marxismo", señala la autora en el prólogo a esta segunda edición.
El texto no es la obra y se produce en el trabajo crítico, dirán estas páginas, donde dos escrituras en proceso se entrelazan. A partir de La vida breve, Ludmer analizará cómo el propio relato despliega sus condiciones de producción; en Para una tumba sin nombre buscará la matriz del texto, el núcleo que lo genera, y en la lectura de La novia robada intentará mostrar cómo la lectura de un texto de Faulkner produce la escritura de otro (el de Onetti), en un uno a uno que define la práctica crítica de la época.