Ganas, ímpetu, motivaciones para llevar adelante un proyecto propio...
Emprender es una cuestión que se asocia a los negocios desde el punto de vista de ser dueño y jefe, pero que, no obstante, se puede trasladar a todo escenario de la vida.
Se emprende una familia, un viaje, la compra de una casa, la elección de un club, una carrera, un entrenamiento, una dieta, una relación...
La mente emprendedora es innata al ser humano porque se vincula con su supervivencia.
Sin embargo, a partir de la evolución humana hacia el confort, los disparadores que mantienen en buena forma tal actitud se han ido adormeciendo.
Es hora de trabajar en aquellas características propias de quienes emprenden:
Fomentar el perfil
Ajustar los resortes
Afinar las ideas
Fortalecer la motivación
Crear escenarios
Promover el "que suceda"
Animarse a correr riesgos
No temer a los errores
Ejercitar la capacidad de repensar
Volver a pensar
Mantener el entusiasmo
Algunos atributos se poseen naturalmente. Otros, se desarrollan con el aprendizaje.
Es preciso ejercitarlos todos, adquiridos e innatos, para mantenerlos frescos, lozanos, dispuestos y ricos, prestos a ponerse en práctica, actualizados en virtud de los cambios cotidianos y ágiles para sostenerse frente a la competencia que el día a día propone.
Ser emprendedor es una condición que se ha puesto de moda, en la práctica concreta de liderar un proyecto económico propio o como característica personal en cualquier ámbito laboral en que uno se desempeñe.
El cerebro tiene mucho que ver con el entrepreneurship: memoria, concentración, atención, creatividad, flexibilidad mental, inteligencia, intuición, dominio del estrés, autoliderazgo emocional.