Un mundo mecanizado por el influjo del mercado sigue dando vueltas sobre su propio laberinto. Tiempo avizorado por Giovanni Quessep que en los años sesenta, del siglo pasado, pronunciĂł que "El ser no es una fĂĄbula: apenas recordamos la caĂda donde la muerte se llenĂł de pĂĄjaros y alguien gritĂł que el cielo no existe". En Abismo revelado el poeta sigue presintiendo que el mundo que palpan nuestras manos "es la piedra ardiente de donde brota llama azul: nuestro Ășnico don en lo desconocido".