En esta memoria leída en el Ateneo de Madrid la noche del 1° de diciembre de 1884 Fernández Shaw elogia, plantado desde su condición de literato, la capacidad de las ciencias para lograr progresos y develar verdades que se pueden abrazar, eventualmente, con las verdades del arte. Porque para el dramaturgo el arte no es simplemente un juego, ni es cuestión de efectos imaginarios, y dirá con Guyau que la utilidad reviste cierta belleza.
Colocado en una época de grandes transformaciones científicas, Férnandez Shaw intuye que se abre un espacio para una nueva poesía materialista, entre otras posibles. Con este discurso desarrolla esa intuición.
Carlos Fernández Shaw (Cádiz, 1865 - El Pardo, 1911) fue un prolífico dramaturgo, periodista y poeta español.
Identificado en retrospectiva como pre-modernista, ocupó un lugar prominente en el Ateneo de Madrid. Escribió en distintos medios de prensa gráfica, especialmente para el diario La época.
Como dramaturgo, hizo el libreto de La vida breve en la puesta teatral musicalizada por Manuel de Falla y co-escribió La revoltosa junto a José López Silva, entre muchos otros logros. Sus obras en verso más conocidas seguramente sean Poesías de la sierra y Poesías del mar. Sus cuentos fueron recopilados de manera póstuma en La pícara Olalla.