El tomate, Lycopersicon esculentum Mill, es la hortaliza más importante para el planeta. Constituye el 30% de la producción hortícola, con aproximadamente cuatro millones de hectáreas sembradas y 107'972.098 toneladas de frutos cosechados en 2002 (FAO, 2003). En Colombia se cultivan variedades tipo "chonto" y "milano" correspondiendo al 80 y 20% de la producción nacional respectivamente (Vallejo, 1999). El cultivo de tomate en Colombia presenta problemas como bajo rendimiento y calidad, alta susceptibilidad a insectos plaga, enfermedades y condiciones adversas de clima y suelo, y altos costos de producción. La polilla del tomate (Tuta absoluta Meyrick) es considerada una de las principales plagas endémicas de los países sudamericanos, ocasionando daños que se estiman del orden del 60 al 100% en aquellos cultivos sin protección contra esta plaga (Larraín, 1986; Giustolin et al., 2001). El empleo de diversas combinaciones de insecticidas, y en dosis cada vez más crecientes, podría estar produciendo la aparición de insectos resistentes y adicionalmente la contaminación del producto y del ambiente. Existen pruebas acerca del desarrollo de resistencia a insecticidas clorados y fosforados, y piretroides (Salazar y Araya, 1997).