A bordo de un barco y costeando las Islas Eolias, Catherine Millot se enfrenta a un paisaje solitario: a bellos islotes aislados del continente, a un mar quieto bajo el calor mediterráneo. La proximidad de esa soledad vuelta geografía despierta en ella una reflexión acerca de lo que conlleva estar sola: por una parte, la angustia sin fondo que amenaza con aniquilarla; por otra, la oportunidad de apartarse de la sociedad para perderse en la contemplación pura de la existencia.
Mezcla de diario de viaje, la novela y la autobiografía, la forma de este libro encarna la ambigüedad de su tema. Con una prosa poética y cercana, Millot recurre al recuerdo personal y a algunos de los grandes solitarios de la literatura —Proust, Barthes, William Henry Hudson— para conquistar, mediante la escritura, una soledad libre, serena y plena.
«Visitamos con ella diversas regiones del mundo a las que ama, pero sobre todo viajamos en nosotros mismos para comprender nuestras propias contradicciones, nuestros amores felices o infelices, así como nuestro deseo de soledad y también, a veces, el miedo al abandono». Josyane Savigneau, Le Monde