Los ensayos reunidos en Crítica cultural entre política y poética fueron escritos, en su mayoría, al calor de acontecimientos traumáticos cuyos ecos aún resuenan en el presente. Dan cuenta de la elusiva experiencia del trauma -ligada a un pasado no asimilado que invade el presente con una temporalidad peculiar- y de la elaboración de la memoria, capaz de evitar la eterna repetición del síntoma. El atentado a la AMIA, las efemérides del golpe de Estado de 1976, el juicio a las juntas militares de la dictadura, la confesión del ex marino Scilingo, las imágenes de los desaparecidos, son algunos de los temas abordados en ellos. La memoria está naturalmente enlazada a la imagen. La evocación de una experiencia dolorosa siempre trae consigo una imagen. Fueron precisamente las fotografías de los desaparecidos, en su perseverancia, las que inspiraron una indagación teórica: ¿qué es lo que realmente quieren de nosotros esos retratos, más allá de imposibilitarnos el olvido y recordarnos nuestra propia mortalidad? ¿cuál es la responsabilidad de nuestra mirada?
A partir de los dilemas de la imagen -verdadera obsesión contemporánea- y de la no menos compleja articulación de los discursos, Leonor Arfuch abordó otros objetos, como el arte, la autobiografía, la escritura femenina, los medios de comunicación, la criminalidad juvenil, la guerra de Irak y la Shoah. ¿Por qué es ésta una «crítica» y no un «análisis» cultural? Porque, aunque toda crítica requiere de un meticuloso análisis, la autora enfatiza el ejercicio de una crítica política en una acertada síntesis entre la rigurosidad específica de la actividad académica y la libertad de la palabra distintiva de la poética.
Es en ese tránsito «entre» la política y la poética donde se cruzan y dialogan diferentes disciplinas: la filosofía, la semiótica, las teorías del discurso, la crítica literaria, la sociología, la antropología, el psicoanálisis. A través de esos distintos caminos, articulados reflexivamente, se recorren relatos e imágenes en busca de una interpretación cultural de la cual pueda derivarse una capacidad de acción política y ética en este presente poblado de innúmeras formas de violencia.