Como la vida, la Medicina es una fuente inagotable de argumentos, y este librito contiene quince relatos con la Medicina como denominador común. En su mayoría fueron inspirados por el ejercicio profesional durante cuatro décadas en un hospital. Bastó con observar, escuchar, fijar y rememorar. En un lenguaje pulcro y elegante, no exento de emotividad y perspicacia crítica, se van desgranando historias con un ojo clínico muy certero, defendiendo una profesión que se preocupa por el bienestar físico y mental de los pacientes ante el acoso implacable de la burocracia y la política.
En estas páginas se tratan temas muy diversos y si el lector se anima a zambullirse en ellas, seguro que encontrará más de una historia interesante. Desde un libro de anatomía que fue por mar de España a Brasil en 1916 para retornar con un pequeño tesoro en forma de carta entre sus páginas, hasta la primera descripción del escorbuto, por cierto, escrita por un monje español; desde un cuadro con un tuberculoso como protagonista, a una cena de despedida de médicos residentes, pasando por un cardiólogo brillante obligado a poner los pies en el suelo por un infarto de miocardio o las prácticas furtivas en una facultad.
Es una obra que rezuma amor a los libros y a la literatura, y que nos dice, entre otras muchas cosas, que leer El Quijote es un excelente tratamiento contra la soberbia.
Unos cuentos que nos recordarán las hazañas de Federico Martín Bahamontes o el genio ajedrecístico de Fischer, que nos involucrarán en dos casos detectivescos de un comisario peculiar, que nos inundarán de emociones con el encuentro de una doctora con su viejo profesor o incluso nos harán sufrir con un padre la negligencia y frialdad de las instituciones y sus responsables…
Un brillante abanico de relatos, y es que, como se dice en un momento dado en uno de ellos: "una historia curiosa puede valer mucho más que un traje elegante o un coche lujoso…"