Gonza quiere a Gema con toda su alma, con todo su amor, con toda su energía, con todos sus pasos. Cuando Gonza camina por la calle, le dedica los pasos a Gema y piensa que cada paso que da es uno menos que le separa de su vida con ella. Hasta hace unas semanas, en otra época, la veía en clase cada día, y reían, y hablaban, y hacían los deberes juntos. Y Gema siempre estaba ahí. Pero todo eso fue antes de que Gema desapareciera de golpe (¿para siempre?), fue cuando estaba al otro lado de la pantalla y Gonza a este lado, porque ahora, encima, sin móvil, que se lo ha secuestrado el jefe de estudios durante un mes, ni eso. Y todo su mundo se ha vuelto del revés.