Han pasado más de tres años. Todos somos un poco más viejos, pero la pescadera sigue teniendo ojos de tormenta.
Cuando en 1999 Almudena Grandes inició una nueva serie de artículos en El País Semanal y quiso dotarlos de un hilo conductor, enseguida pensó que algo tan cercano y fascinante como un mercado de abastos podría servirle como marco ideal para poblarlo con «los humildes afanes y trabajos de la cotidianidad más estricta». Escogió entonces el céntrico Mercado de Barceló,situado en un reconocible barrio madrileño, y lo convirtió en un microcosmos de pequeñas historias, pero también en un infalible sismógrafo sociológico, que recogía indirectamente preocupaciones y tendencias encarnadas en personajes y conversaciones. Cerrada la serie a finales de 2002, este libro reúne una cuidada selección de aquellas crónicas y relatos.
Como sostiene la propia Almudena Grandes, a un novelista le basta con observar con detenimiento lo que sucede a su alrededor para descubrir tras cada persona con la que se cruza, o tras cada conversación a la que sin querer asiste, un conflicto o un argumento. Por eso muchos de los artículos de Mercado de Barceló pueden leerse como meros relatos, o como esbozos de una novela coral de historias menudas que aquí sólo se apuntan. Desavenencias conyugales, la dignidad que se adivina tras el maquillaje de una pescadera, la sorpresa de una mujer solitaria cuando por equivocación un hombre la confunde con su mujer, las asociaciones que despiertan un tipo de modestísimas aceitunas... Y por encima de todo, la tiranía del calendario y las festividades, y cómo escaparates, tiendas, vendedores y clientes sufren los vaivenes del año para volver a una inescapable normalidad.
Magda
3/7/2024
Me hizo revivir aquella costumbre de ir todos los fías al mercado, además soy fan de la pluma de Almudena. Sin duda, una grande de la novela histórica española
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