Frankie pensó que nunca más volvería a ver a su marido, Santino Vitale, hasta que apareció otra vez en escena con noticias que la hicieron tambalearse. Su matrimonio no había sido anulado y él quería pasar con ella la noche de bodas que nunca pasó.
Santino lo tenía todo calculado. Si estaban juntos tres semanas, Frankie habría pagado su deuda con él y podría irse de Cerdeña, solicitar el divorcio y olvidarse de todo para siempre...
Pero Santino no había pensado que podía enamorarse de ella otra vez, ni que Frankie se iba a quedar embarazada...